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Riberas del Miño
Patrimonio natural y paisajístico

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Ribeira Sacra

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Patrimonio natural y paisajístico

Historia reciente de las Riberas del Miño
Presa de Belesar (Chantada)
Presa de Belesar (Chantada)

A su paso por Ribeira Sacra, el río Miño se encuentra con el embalse de Belesar (en Chantada- Saviñao) y el de Peares ( en Carballedo-Pantón). En las colas de estos embalses hoy se sigue cultivando el viñedo y se mantienen las tradiciones que había antes de que parte de este paisaje único quedara anegado bajo las aguas del Miño.

El embalse de Belesar, inaugurado en el año 1963, es el primer muro de hormigón con el que se topa el Río Miño desde su nacimiento en la Sierra de Meira hasta llegar a Chantada y Saviñao, siendo en su día uno de los mayores complejos hidroeléctricos de Europa con 129 metros de altura, obra del ingeniero Luciano Yordi de Carricarte. Esta presa dejó bajo el agua tantísimos recuerdos y vivencias de los habitantes de más de 20 pueblos desaparecidos, como Porto, Pincelo o Mourulle y también Taboada, Chantada o Portomarín (el viejo pueblo quedo sumergido salvando la iglesia, que fue trasladada), en la actualidad considerados la puerta de entrada a la Ribeira Sacra.

A 4 km del embalse de Belesar, río abajo, nos encontramos el pueblo de Belesar, donde el río Miño vuelve a ser navegable hasta el embalse de Peare. Con 94 m de altura fue, en 1955, el primer embalse construido sobre el Miño. Esta es la zona más concurrida por catamaranes y embarcaciones de recreo, pues las variaciones de caudal suelen variar muy poco en comparación con las de la presa de Belesar. Bajo estas aguas también han desaparecido pueblos como el de Sernande (aquí estaba la Casa do Barqueiro, concesionaria del paso en barca por el Miño).

Afortunadamente, algunas iglesias de gran valor cultural, como la de Santo Estevo de Chouzán y la iglesia románica Xoan da Coba, fueron reubicadas en un nuevo emplazamiento bajo la supervisión del arquitecto Pons Sorolla.

Aunque estas construcciones hidroeléctricas reportaron grandes beneficios económicos y progreso para la zona en aquella época, terminaron para siempre con un modo de vida característico de la ribera y con su patrimonio natural y cultural sumergido. Por suerte, todo ese saber perdura en la memoria de nuestros mayores, y se va transmitiendo de generación en generación. Gracias a ellos sabemos que, aunque no podamos volver atrás, debemos preservar y cuidar nuestro patrimonio para no olvidar nuestros orígenes y mantener nuestro modo de vida para las generaciones futuras.

Esta es una historia vivida en primera persona en Casa das Xacias. Las hermanas Daria y Rosalía, que la habitaron hasta 1980, así como sus herederos David y Cándida, cuyos viñedos y bodega quedaron bajo el agua, quisieron transmitir lo valores y vivencias de este modo de vivir “da ribeira” . Hoy, la nieta de David sigue contando a sus hijas pequeñas cómo se vivía en las riberas de Pesqueiras cuando en el Miño se cruzaba en barca para ir de romería.

Riberas de la presa de Belesar
Castro de Candaz
Foto: Diputación de Lugo | Castro Candáz (Chantada)

Casa das Xacias se encuentra en las riberas del Miño, en Pesqueiras. Es una aldea con tradición vinícola que, junto con Sabadelle, Piedrafita y San Fiz, constituyen las parroquias que se encuentran en las orillas del Miño de Chantada, y cuyos viñedos, casas y vidas quedaron tiempo atrás anegadas por el agua tras la construcción de la presa.

Hoy, en pleno s. XXI, a pesar de que muchas familias tuvieron que marchar, la ribera del Miño sigue fiel en este tramo a sus tradiciones, manteniendo vivo el patrimonio natural y cultural de la zona. Aquí perviven tanto elaboradores de buenos vinos, como un pazo del s. XII en el que se alterna la cultura con sabores gallegos. Una serie de bancales, castaños, montes comunales o explotaciones ganaderas modernas que han sabido adaptarse mediante proyectos sostenibles con el medio ambiente.

En este tramo del río Miño, a la altura de Pedrafita (Chantada), se halla el Castro Candáz, que os animamos a visitar. Este castro prerromano convertido a posteriori en fortaleza medieval, solo se puede ver en determinadas épocas del año debido a la fuerte oscilación de caudal del embalse de Belesar.

Para llegar al castro hay que hacer un recorrido a pie de aproximadamente un kilómetro desde el lugar de Xillán y caminar entre viñedos para descubrir parte de la memoria sumergida que atesoran los ríos de Ribeira Sacra.

El documental Asolagados (2013), del director de cine David Vázquez, nos traslada a estos pueblos que quedaron anegados por el embalse de Belesar y que, gracias a unas obras realizadas en la presa quedaron de nuevo al descubierto en el año 2011. El documental toma nota de los testimonios de personas que vivieron en esos lugares antes de la construcción de la presa y que tuvieron que dejarlo todo. Y muestra imágenes de Ribeira Sacra, del río Miño y de los restos de las casas, bodegas, árboles frutales y huertos que nos ayudan a imaginar cómo fue esa ribera del Miño a la que llegaban salmones y lampreas remontando 230 km desde el Atlántico hasta las cercanías de Chantada: no en vano fue considerado unos de los mejores ríos salmoneros de España en la publicación de 1945 El salmón y su pesca en España. Si lo que deseas es perderte y desconectar, esta zona del río es la más tranquila y menos concurrida. Con una vegetación y unos paisajes de viñedos característicos, aquí podrás disfrutar del canto de las aves y observar, por ejemplo, a una familia de patos adentrándose en los matorrales.

Riberas de San Fiz y embalse de Peares
Viñedo
Pueblo de Belesar ( Chantada)

San Félix de Asma (San Fiz), donde está construida la presa de Belesar, continua con sus riberas río abajo y, antes de llegar a Belesar, posee la zona de viñedos más cotizada en la zona de Chantada, la denominada milla de oro. En esta zona podrás ver bodegas de piedra con los tejados a un agua alineados con la montaña que, antiguamente, se utilizaban para hacer labores de viticultura en la ribera. También servían de refugio para guardar vino, comer o descansar de los largos y duros jornales de trabajo, así como para guardar los aperos de trabajo. Hoy muchas de ellas se han acondicionado para disfrute de sus propietarios y otras para ofrecer la experiencia a los visitantes.

Tras dejar la milla de oro, a diez kilómetros de Casa das Xacias, llegarás al singular pueblo de Belesar, que se encuentra a ambas orillas del Miño. En esta zona podrás hacer una ruta fluvial en catamarán, vivir experiencias personalizadas a bordo de una zódiac, disfrutar del patrimonio natural, como por ejemplo de la cascada de Auga Caída y los bancales de viñedo, y ver los pueblecitos que se encuentran en ambas laderas del Miño. En la cima del meandro de Cabo do Mundo se encuentra, al lado de un ciprés, la iglesia de Santa María de Nogueira, la llamada Capilla Sixtina gallega, una construcción románica de mitad del s. XII con un retablo mayor del s. XVIII de estilo barroco.

Desde Belesar una carretera que va pegada al río te llevará hasta el área recreativa de A Cova, donde hay una playa fluvial en la que se llevan a cabo actividades acuáticas. Subiendo de nuevo la montaña encontrarás, presidiendo el valle sobre el río Miño, el Ecomuseo de Arxeriz, visita obligada. En él podrás aprender sobre naturaleza e historia, descubrir tradiciones como la del Entroido Ribeirao (carnavales de la ribera) y disfrutar del exterior. Desde el castro que corona la finca tendrás una de las mejores de vistas de Cabo do Mundo, un paisaje de novela y escenario de obras literarias como El Cabo del Mundo, de Xabier Quiroga, Premio de la crítica en Galicia, o Todo esto te daré, de Dolores Redondo, ganadora del Premio Planeta 2016.

Desde Belesar también podrás cruzar el puente y aventurarte por las estrechas carreteras con curvas que recorren las riberas de Chantada y Carballedo hasta llegar a Peares, donde desemboca el río Sil. Por aquí podrás visitar sitios maravillosos. Te recomendamos una parada en el Penedo do Garabullo, un enorme acantilado en cuyo lateral el río Fondós desemboca en el Miño en forma de cascada. Aquí se encuentra el único bosque mediterráneo de la zona, con encinas (Quercux ilex), alcornoques (Quercus suber) y madroños, un paisaje que se funde con los bancales de viñedo. Hasta la década de los años ochenta del siglo pasado todavía se extraía corcho de los alcornoques para fabricar los tapones de las botellas y cubas de vino. Si continúas la ruta, te encontrarás el mirador de A Grixoá en una aldea hoy casi abandonada. Descubrirás una torre de origen medieval que bien se merece un alto antes de llegar a Peares.

Si viajas en primavera, además de las tonalidades verdes del viñedo, podrás ver en esta zona los blancos mantos que conforman los cerezos en flor, tan radiantes en los días soleados. Es otro espectáculo que merece la pena disfrutar en la Ribera chantadina del Miño, que resulta especialmente llamativo en Belesar, Lincora, A Sariña y Nogueira.

En Casa das Xacias el sakura, la flor de nuestro cerezo, traído del valle del Jerte y plantado en el año 2005, también nos anuncia la llegada de la primavera.

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